“AMIGAS PARA SIEMPRE”
Talavera de la Reina a 29 de
Noviembre de 1967
Queridas amigas:
Espero que al recibo de esta carta os
encontréis bien, yo por aquí bien gracias a Dios.
Bueno pues os diré que en septiembre
como ya sabéis me he venido a Talavera con mi hermana la mayor, vamos a
estudiar en el Instituto Padre Juan de Mariana el Bachillerato, empiezo en
tercero aunque ya me he examinado en Madrid estando en el colegio de Cubas de
la Sagra, pero como me ha quedado la asignatura de matemáticas y en el
Instituto hay que empezar el curso nuevo con todas aprobadas, voy a repetir
tercero como he dicho.
Cuando vaya al pueblo para las
vacaciones de Navidad ya me contareis como os va a vosotras por Madrid, yo
cuando salga del Instituto voy a estudiar máquina y taquigrafía en una academia
y me gustaría estudiar para ser enfermera porque me han dicho que aquí en
Talavera van a abrir una Escuela de Enfermería, también van a hacer un Hospital
que se llamará Nuestra Señora del Prado. Os voy a contar un secreto, pero no se
lo digáis a nadie:
“El otro día soñé que todas nosotras ya estábamos como dicen en el
pueblo “recogidas” con hijos y con nietos, y que teníamos unos teléfonos que ya
no hace falta poner conferencias ni nada en la centralita, que los podemos
llevar en el bolso sin estar enchufados en ningún sitio, yo no me lo creo
porque no me quiero ni imaginar si un día nos dicen que son parecidos a las
máquinas de escribir pero en pequeño y que nos vamos a poder estar escribiendo
todos los días, sin necesidad de echar las cartas al buzón. No creo que esto
sea verdad porque ya me contareis si yo escribo una carta en el teléfono como
os va a llegar si no es dando voces.
Bueno sin más que deciros por ahora
me despido de vosotras porque me está entrando sueño y me parece que… igual
sueño que un día voy y me matriculo en
la Universidad de Mayores con 63 años y me hacen contar una historia. Si llega
ese día no tengo duda contaré un poco de lo vivido con MIS AMIGAS DE LA
ESCUELA.
Recibir UN ABRAZO de ésta que os
quiere.-Esperanza
P.D:
Aquí empiezo una historia que comparto con mis amigas, espero que entre todas
consigamos reunir muchísimos más recuerdos y poco a poco ir llenando páginas.
ME
DESPIERTO DEL SUEÑO, NO ME VOY A QUEDAR CON LAS GANAS DE CONTARLO, PUEDO
ESCRIBIR MI HISTORIA :
“DE LA ESCUELA … AL WhatsApp”
MIS AMIGAS
Siempre he pensado que las mejores amigas son las que empecé
a conocer en la escuela, hoy empiezo a escribir recordando lo vivido con esas
amigas que siempre, a pesar de la
distancia, hemos sabido que pasara lo
que pasara estábamos ahí para contarnos nuestras penas y nuestras alegrías.
EN LA ESCUELA
Como he dicho somos amigas de toda la vida, todas hemos
nacido en el mismo pueblo, Nava de Ricomalillo en la provincia de Toledo, y
como aprendimos a decir en la Escuela, “partido
judicial de Puente del Arzobispo”,
todas hemos respirado el aire de los mogorros
y la barrera y hemos disfrutado de una infancia llena de cariño y trastadas.
Nuestra primera escuela “parvulitos”
fue la casa de la señorita Rosario, en
el pueblo todos la llamaban “Charito”,
nos enseñó las primeras letras, teníamos que llevar a clase la silla chica y la
cartilla de RAYAS, junto con el cuaderno de pastas azules, y el lápiz que en casa nuestros padres eran los
encargados de ir sacando punta con la navaja para dosificar la mina mejor, pues
no nos podíamos permitir el lujo de comprar todos los días un lápiz, teníamos
que ser aplicadas y pasar al PARVULITO, que tenía ese lirio en la portada junto
a dos niños camino de la escuela cogiditos de la mano; después estaba el CATÓN, su portada la foto del niño repeinado con su
jersey sin mangas rojo y su corbata amarilla levantando la mano. Al empezar la
escuela con seis años nuestro libro de texto era la ENCICLOPEDIA ALVAREZ de
primer grado, a medida que pasaba el curso pasabas a la de segundo y terminar quien lo conseguía, con la
de tercer grado a los 14 años siendo unas licenciadas.
Como eran las normas entonces las clases de los niños y las
niñas estaban separadas por un portal que era donde nos daban el vaso de leche
en polvo que nos mandaban según nos decían los americanos, nosotras ni sabíamos
lo que eso significaba, había alguna que no le gustaba el sabor y luego en casa
las madres hacían natillas para el postre.
LOS JUEGOS
En la escuela, los recreos eran gloriosos, había tiempo para
jugar al chale, a las casitas que hacíamos con las lanchas y luego alicatábamos
con los trocitos que encontrábamos de platos rotos y trocitos de cristal,
teníamos nuestros piques para ver la que era más bonita. A medida que pasaban
los años los juegos iban cambiando, como es lógico, nuestro destino unas veces
era el arroyo de “tía Zoila” que
tenía muchos juncos y allí teníamos material suficiente para hacernos trajes y
diademas y montar nuestras historias que luego, muchas veces, hacíamos “comedias”; y con público incluido representábamos en el mejor
escenario del mundo para nosotras, (una puerta grande) nadie se escapaba sin
pagar la entrada, eso era algo muy serio y había que controlarlo muy bien.
Un lugar donde también
íbamos a jugar, a las escuelas nuevas cuando las estaban haciendo, una se
quedaba de guardia porque no nos dejaban entrar por las obras, teníamos una
contraseña para avisar de que venía tío
Severo que era el vigilante, empezar a cantar la canción “el chocherito
lerén” y todas salíamos rápido. Como
no recordar también los juegos al corro y al escondite en la plaza, y las
largas tertulias tomando el fresco en las plazoletas, y en la fiesta de la
Virgen del Amor de Dios, haciendo la foto con el mural de un gran parque con
sus palomas colgado de la pared en la puerta de la posada de tía Eusebia, todos
los años era el mismo fondo y las palomas seguían en el mismo sitio, y el
fotógrafo Antonio diciendo “mirar al pajarito”, luego a comprar los confites, y
el famoso caramelo con el papel imitando el bote de Cola-Cao en el puesto de
Charito y Martin, chicles no se compraban mucho porque nos decía que si los
tragábamos se pegaban las tripas, y los caramelos gordos nos podíamos ahogar
como una muchacha de Gargantilla, con las veces que nos avisaban seguro que en
ese pueblo no habría muchachas porque todas se ahogaban con los caramelos. Y
los cuentos escuchados a través de la radio, yo me asomaba por detrás para ver
a los hombres que hablaban, nunca llegué a verlos claro, y las historias de Matilde,
Perico y Periquín que transmitían por la noche, luego las comentábamos.
LAS TRENZAS
Los domingos después de misa íbamos a la catequesis para preparar
la primera comunión, que para nosotras era el día más importante de nuestra
vida, porque significaba que dejabas de ser una niña; después de la misa era
costumbre que acompañada de alguna tía y
los primos chicos ir a visitar casa por casa a los vecinos que te daban una
propinilla diciendo :”qué guapa, que
Dios os de salud para conocerla de novia” Era el final de nuestras trenzas de pelo que
para ese día grande se convertían en tirabuzones y más tarde una vez cortadas,
lo cambiaban las madres o las abuelas a la “alfiletera”
(mujer dedicada a la venta ambulante de artículos de mercería) por agujas,
puntillas, alfileres de colores, y todo lo necesario para hacer las labores que
poco a poco las madres te enseñaban porque éramos niñas y teníamos que aprender
a coser .
EL TIEMPO LIBRE
Cuando fuimos siendo ya unas mocitas, empezábamos a salir
haciendo excursiones con la merienda al
lavadero o por el camino del mogorro
y llegábamos al cañillo, lo pasábamos
muy bien porque estas excursiones eran gloriosas, son inolvidables con miles de
anécdotas para recordar, una que la tengo gravada es el día que fuimos a buscar
zarzamoras y Lumi se cayó entre las zarzas, nosotras sin saber qué hacer para
poder rescatarla, y ella tan tranquila nos dijo. “Dejarme tranquila, ya que me he
caído, me como todas estas del medio que no se alcanza desde ahí”. Los paseos
a los “praerones”, nuestros juegos al
escondite en el tejar al lado de la central, lugar donde llegaba el coche de
línea procedente de Talavera y era donde
acampaban los gitanos que llegaban con
sus carros con unas familias llenas de niños, alguna de esas familias con el tiempo se afincaron en el pueblo y
siempre han sido queridos por toda la gente.
Lo teníamos todo muy
controlado cuando llegaba el “correo”, nos gustaba ver quien llegaba de
Talavera y así veíamos la gente que hacía cambio para subir en “La rubia”, una camioneta con
la parte de la carrocería de madera y que continuaba el viaje para Buenasbodas
y Piedraescrita.
La hora de llegada a casa más de una vez, por no decir que
todas no solíamos ser puntuales y claro era inevitable la regañina de nuestro
padre, un truco que se utilizaba por alguna era llegar y en vez de llamar a la
puerta, esperar a que salieran a buscarte y entonces decir: “si llevo aquí mucho rato”, pero los padres no eran tontos, y el reloj de la plaza daba
las horas cada 60´…por lo tanto no servían las excusas.
Los cumpleaños no se quedaba uno sin celebrar, dos de las
amigas coincidían en el mismo día y para cumplir con las dos ese día, fiesta
doble, primero a una casa y luego a otra. Nos encantaba la música, no recuerdo
ahora mismo quien era la que imitaba muy bien la voz de Adamo.
MIRANDO AL FUTURO
Creo que en el 1960-1961 fueron al pueblo unas monjas de
misiones y ofrecieron a los padres la posibilidad de que las niñas pudiéramos
salir a estudiar fuera a un colegio internas, pues en aquellos años solo salían
los niños a estudiar al seminario.
Unas salieron para Madrid capital, otras a dicho internado en
Cubas de la Sagra. A partir de entonces solo nos veíamos en vacaciones, pero la
distancia y el llevar la maleta a tope de cosas que contar, hacía que nuestras
ganas de estar juntas fueran enormes; llegábamos al pueblo después de varios
meses, necesitábamos noticias y que las
amigas que estaban en el pueblo nos pusieran
al día de las novedades.
Cuando teníamos catorce o quince años unimos la pandilla de
los chicos y las chicas porque hasta entonces aunque nos veíamos en los recreos
y por la calle cada grupo iba por su lado, nos cogíamos todas del brazo y
carretera arriban – carretera abajo.
Que tiempo tan feliz, como dice la canción; empezaron
nuestros primeros amores, si había dos niñas que ya se sabía si algún chico
tenía esa chispita por ella, eran las que de forma muy diplomática se las
dejaban a los extremos para que el chico pudiera ir a su lado; con la pandilla
ya formada lo pasábamos muy bien, nos vimos todos juntos la boda de Fabiola, en
el bar de tío Melchor con el refresco en la mano delante de la gente que estaba
en las mesas y nosotros sentados en las cajas de refrescos mirando la única
televisión que había en el pueblo.
En el salón del Baile de tío Baldomero, más de una vez nos colábamos porque nuestros padres no
nos dejaban ya que éramos menores de edad, pero todo el mundo hacía lo mismo y
siempre estaba lleno.
Era un rollo si te sacaba a bailar alguno que no te gustaba,
estabas deseando que la música parara porque el que tocada el acordeón no veía
nunca el final de la pieza y muchas veces había que avisarle para que
terminara, esos momentos vividos son imborrables.
NOS HACEMOS ADULTAS
Con el paso de los años la vida nos separa por kilómetros,
nos vemos solo en vacaciones de verano en la fiesta, hay veranos que ni
siquiera eso, pero lo que no ha conseguido el tiempo es mermar nuestra amistad.
Todas estamos casadas, tenemos nuestros hijos y ya casi todas
tenemos nietos, y la que no los tiene, los tendrá si Dios quiere, claro que sí
y tendremos motivos para ir teniendo cosas que contarnos.
Nuestros encuentros son siempre igual de emocionantes, los
abrazos son sinceros, parece que no nos hemos visto desde hace siglos pero al
mismo tiempo es como si nos viésemos todos los días.
EL WhatsApp
La llegada de los
móviles con el WhatsApp nos está dando la oportunidad de tener todos los días
nuestro rato de tertulia, tenemos nuestro grupo formado ya “AMIGAS PARA
SIEMPRE” con la imagen de nuestra Virgen del Amor de Dios en el fondo de
pantalla, la primera que recibe un mensaje ya se encarga de pasarlo al grupo,
se admiten chistes, frases para recordar lo amigas que somos, noticias de la
familia, compartimos sentimientos y vivencias tanto nuestras como de la
familia. ¿Quién mejor que una amiga para compartir lo bueno y lo menos bueno?
Bueno Amigas espero que todos estos pequeños y grandes
recuerdos los sigamos viviendo con la misma alegría y AMISTAD como hasta ahora
y como dice el refrán: “NUNCA ES TARDE, SI LA DICHA ES BUENA”.
Quiero para terminar quedarme con dos frases que me he
encontrado navegando por internet
1.-“Los mejores amigos son como las estrellas,
aunque no siempre se ven, sabes que están ahí.”
2.-“Los amigos son ángeles que se levantan
cuando tus alas han olvidado como volar”
Con todo mi cariño dedicado a MIS AMIGAS
DE LA ESCUELA
Esperanza Muñoz García.-
Talavera de La Reina 1 de Diciembre de 2014